domingo, 23 de diciembre de 2012

Relato 1

Hola a tod@s!

Antes de todo, disculparme por haber abandonado el blog tantísimo tiempo. Pero vuelvo a retomarlo y con mucha fuerza.
Aunque hasta ahora el blog sólo había tenido reseñas de series manga, voy a ampliarlo y, como anticipo, aquí os dejo un relato que escribí hace algunos días.
Espero que os guste ;)



"Tomás había conocido a Sara cuando los dos tenían dieciséis años. Aún recordaba la mirada de ella, escrutadora, perturbadora, cuando le miraba durante la clase de Biología a la que ambos asistían. Las primeras miradas llegaron en esa clase, después se descubrieron buscándose durante los recreos. Al principio las búsquedas eran ...aleatorias, hasta que conocieron los lugares que cada uno frecuentaba, y entonces fueron allí directamente.
No recordaba el momento en el que se dio cuenta de que se había enamorado de ella. Quizá fuera aquella tarde de lluvia en la que salió tan tarde del instituto y la vio esperándole en el porche, tiritando de frío, y él le ofreció el paraguas. O aquella mañana de enero en la que llegó tarde a la primera hora y se encontró con ella en las escaleras de la entrada, como si ella no se hubiera decidido a entrar hasta no verle a él.
El caso es que sucedió. Un día se dio cuenta que al despertar, la primera imagen que recurría a su mente era el rostro de Sara, y la última imagen en la que pensaba antes de dormir era en ella.
Tal vez tardó demasiado en declararse. Tal vez todo hubiera sido distinto si lo hubiera hecho antes. O si no lo hubiera hecho. El caso es que hubo un momento en el que no pudo ocultar más sus sentimientos y le abrió su corazón. Un amor recíproco había comenzado.
Habían pasado años de todo esto. Los dos habían terminado el instituto, la facultad, y aunque nunca pensaron en una boda, los dos convivían juntos como si fueran marido y mujer. Ella le tenía a él y él le tenía a ella. No necesitaban nada más.
Hay veces en las que pensamos qué hubiera pasado si no hubiera hecho tal cosa. O que hubiera pasado si hubiera hecho aquella otra. Es imposible de saber, pero a veces las personas fantaseamos con ello. Es lo que le ocurría a Tomás. Su vida era plena, pero no podía evitar el pensar en qué habría cambiado si no hubiera elegido como optativa la asignatura de Biología, o si hubiera salido antes del instituto aquella tarde en que llovía tanto.
En todo esto pensaba mientras colgaba el teléfono.
No tardarían en llegar.
Sabía que en esos casos no tardarían.
Miró las paredes de la casa, plagadas de fotos, en todas las mismas tres caras, pero no reconoció la del hombre que aparecía en ellas. De hecho, miró la estancia en la que se encontraba y no la reconoció. Sabía que en ella había vivido momentos intensos a lo largo de su vida, pero en ese preciso momento, no la reconocía. El olor no era el mismo de siempre. El calor, que siempre se había mantenido muy bien en esa habitación, había desaparecido en tan sólo un instante. Definitivamente, aquello no era su hogar.
El timbre sonó estruendosamente.
Ya estaban ahí.
“Han sido rápidos”, pensó Tomás.
Lentamente, con la vista fija en el rojo de la habitación, avanzó hacia la puerta del baño. Había un gran contraste entre el rojo de la habitación anterior y el blanco inmaculado del baño, pero Tomás no lo notó. Su mirada estaba teñida de rojo. Para él ya no existía otro color.
Se apoyó en el lavabo y se miró al espejo. No reconoció la imagen que veía en el cristal, como tampoco había reconocido la que aparecía en las fotografías. Ya era otro.

Notó que tenía en la mano aún el cuchillo. Lo dejó sobre la repisa del lavabo. Se miró las manos.
Rojo.
Abrió el grifo y oyó el sonido del agua al caer, pero muy lejano.
Muy despacio, introdujo los dedos en el líquido. Cuando el agua rozó la punta de sus dedos, todo acabó. El blanco inmaculado del baño se tornó en rojo. El agua se tiñó de rojo.
Un golpe sordo le llegó a alguna parte de su cerebro.
“Ya están dentro”
Y sin embargo, él no podía apartar los ojos de la sangre que el lavabo iba tragándose."


 
 

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