viernes, 4 de enero de 2013

Relato 2

Hola de nuevo!!
Os dejo mi segundo relato.
Espero que os guste ;)

"La luz del relámpago la despertó de golpe.
Despacio, retiró las sábanas de la cama y se puso las zapatillas.
La ventana estaba a pocos pasos de la cama, pero a ella le parecieron kilómetros.
Hacía frío. Lo notaba a través de la tela del camisón.
Llegó a la ventana y apoyó la frente contra los cristales.
Frío.
Pero fue una sensación que le hizo sentir bien. ¿Tendría fiebre?
Intentó abrir la ventana, pero estaba cerrada. ¿Quién la había cerrado?
Miró la habitación y se fijó en todos los muebles que había en ella: la cama, de principios del siglo XIX, ocupaba la mayoría del espacio; enfrente de ella se encontraba el tocador, y en su espejo, su reflejo mirándola.
De repente notó un bulto en las sombras que nunca antes había visto. Una cuna.
De repente, una imagen vino a su mente y recordó lo que había pasado el día anterior. Había dado a luz a un niño en esa misma habitación. Pero no recordaba ni su cara, ni el primer lloro. Ni siquiera recordaba el dolor del parto. Pero aún sentía el vacío en sus entrañas, como un espacio que ha estado ocupado durante mucho tiempo y de repente deja de estarlo.
Se acercó a la cuna y escuchó. No se oía nada. Ni una respiración, ni un balbuceo. Nada.
Con miedo a lo que pudiera encontrar, estiró la mano y agarró suavemente la colcha que tapaba la cuna, y la quitó.
La cuna estaba vacía.
¿Dónde estaba su hijo?
¿Quién se lo había llevado?
Otra imagen le vino a la mente: su marido había cogido al bebé nada más nacer. Era una imagen borrosa, una imagen que había visto antes de caer inconsciente, agotada por las largas horas del parto.
Su marido nunca la había querido, y ella había dejado de quererle a los pocos meses de la boda. Pero, ¿por qué le había quitado al niño? ¿Por qué le había quitado lo único que tenía?
Todo era tan extraño...; hacía unos segundos apenas recordaba que tenía un hijo y ahora empezaba a asustarse por no encontrarlo.
¿Qué podía hacer?
La puerta de la habitación, al igual que la ventana, estaba cerrada con llave. Recordó que tenía una copia guardada en el cajón del tocador, entre su ropa interior. Si nadie la había cogido de allí...
Fue hacia el tocador y abrió el cajón. Buscó entre la ropa y al final, en lo más profundo, encontró la llave.
Como una exhalación, fue hacia la puerta y la abrió haciendo el menor ruido posible.
Un corredor oscuro la esperaba en el otro lado.
Tenía que encontrar a su hijo pronto. No tenía mucho tiempo.
En la oscuridad, tan sólo viendo con la luz de los relámpagos, avanzó por el pasillo.
De repente, sus rodillas tropezaron con algo y ese algo se estrelló contra el suelo, provocando un ruido estremecedor en el silencio de la casa.
¿Con que había tropezado? ¿Quién había colocado aquello allí? No recordaba que nada estuviera ahí un día antes...
Las luces se encendieron bruscamente, y sus ojos se rompieron como el cristal. O eso le pareció, porque por un momento dejó de ver. Tan sólo veía luz. Pero una luz negra.
Notó que unos brazos la agarraban y la llevaban de vuelta a su habitación. Oía voces, pero no entendían lo que decían. Sólo entendió “¡Otra vez!, ¡otra vez!”, antes de que la persona la echara sobre la cama y la inmovilizara contra el colchón. Y volvió a sentir el frío. Empezó primero con un pinchazo en su antebrazo y después se extendió por todo su cuerpo, llegando a su cabeza.
Lo último: un grito que salió de la garganta y que terminó en un gorgoteo apagado.
Fuera, la lluvia comenzó a caer. La ventana tendría que tener algún cristal roto o alguna muesca en la madera, porque el olor a mojado inundó la habitación en pocos minutos. Ese olor que siempre le había gustado, desde pequeña.
Más allá de la ventana, y más allá de la calle, a las afueras de la ciudad, una tumba entre cientos empezaba a mojarse. Una tumba de un niño que había nacido hacía seis meses, y que había muerto pocas horas después de nacer."

2 comentarios:

  1. Jesús me gusta tu estilo narrativo, creo que tienes cualidades. Te animo a seguir escribiendo, para los que lo hacemos es una sensación única que, en mi opinión, no debemos dejar nunca abandonada. Un saludo! :)

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  2. Gracias Sofiatura ;)
    A ver si saco tiempo para seguir escribiendo y dibujando, que son dos cosas que me encantan >.<

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